Carne de Zen, Huesos de Zen: Un maestro zen descansaba junto a su discípulo. En determinado momento sacó un melón de su alforja, lo partió en dos, y ambos empezaron a comer. En el medio de la merienda, el discípulo comentó: – Mi sabio maestro, yo sé que todo lo que Usted hace tiene un sentido. Compartir este melón conmigo…
